martes, 22 de noviembre de 2011

La (in)cultura de la (in)solidaridad

Nos encontramos en una época en la cual la información fluye masivamente, sobre todo en los países del centro, a gran velocidad y desde casi cualquier parte del mundo. Dentro de todo este conjunto de información que nos bombardea hay un campo que es el de los desastres que sacuden a los seres humanos: hambre, pobreza, guerras, sequías, inundaciones, tornados o terremotos y tras ellos un conjunto de instituciones públicas, privadas o semi-privadas que nos invocan a la solidaridad por los damnificados. Los mass media y la ayuda internacional hacen una sinergia perfecta con el “boom” de la solidaridad.

No se si fue primero la demanda social de un mercado de la solidaridad o más bien fue introducción por instituciones ajenas a la sociedad civil, pero lo que si que se es que la industria de la solidaridad esta en auge –ahora, en la crisis, lo esta notando como todos los sectores, sobre todo por su exagerada dependencia de las dotaciones públicas- y también creo intuir, desde una perspectiva politológica, que esta industria se adhiere a la lógica neoliberal ¿por qué digo esto? Uno de los principios del liberalismo es reducir el Estado al mínimo, de esta forma la externalización del sector de la solidaridad permite que se creen asociaciones, organizaciones o fundaciones que construyan este mercado y actúen en el. Estas tienden a imitar el sistema organizativo de una empresa, tienen gerentes, diversos departamentos, staffs, personal cualificado, no cualificado, profesional, voluntario, disponen planes de actuación y lo que es más importante compiten en un mercado en el que, como en todos, los recursos son escasos. Deben competir por los desheredados, por los donativos, por los voluntarios, por los espacios o por las dotaciones públicas, aquí es donde entra en juego el Estado, por eso anteriormente dije externalización, porque la mayor parte del dinero del que se nutren surge de las arcas del Estado, por tanto este tiene bastante poder de decisión a la hora de decidir donde va el dinero, por lo que se intuye, que alguna parte de la ayuda atenderá a fines ajenos a la solidaridad, más bien se deberá a relaciones diplomáticas o clientelismo y los proyectos serán pactados de antemano. También es importante a este respecto la tasa de retorno, que en muchas ocasiones supera a la ayuda enviada, permite que buena parte de esta ayuda se reinvierta en el país donante haciendo crecer así la balanza exterior y el PIB. El último aspecto a resaltar es que se crea una jerarquía de los desheredados, el fomento de la inversión al desarrollo hacía países en los cuales existe un interés económico discrimina a aquellos que no pueden ofrecer nada, véase el caso de Somalía. Este hecho es producido por la acción de los Estados y el mercado de la solidaridad que al medir a los desheredados y a la “solidaridad” en términos de utilidad pueden acabar condenando a unos al olvido absoluto mientras que por otro lado pueden acabar creando monstruos dependientes de la ayuda y la gestión exterior.

En el reparto de funciones vemos como la organización, la gestión y una pequeña parte de la financiación se queda en manos privadas mientras que las administraciones públicas estatales, autonómicas y municipales se encargan principalmente de cooperación en materia de financiación.

Pero la lógica neoliberal no es solo aplicable a los países donantes, sino también a los países receptores, estas organizaciones y la ayuda internacional implican a mi modo de ver una pérdida de poder por parte de estos Estados. Para sostener esta idea quiero empezar por la historia de la independencia de los países subsaharianos, que en realidad es la NO-independencia, esta se produjo entre los años 50 y 60 propiciada por los estados metrópoli, dejando en el poder a las elites locales formadas en occidente, dibujando constituciones a su medida, dejando a las empresas de la metrópoli explotando sus recursos, dejando grande problemas estructurales, tanto educativos, sanitarios, financieros o productivos, firmando acuerdos de cooperación vinculados a acuerdos comerciales con empresas privadas, y fomentando la participación del FMI y el BM en la financiación y gestión de la deuda y en los cambios estructurales beneficiarios a sus intereses. Si surgía un presidente o, más generalmente, un golpista díscolo con el sistema se le invitaba a participar y si no aceptaba se le expulsaba, como ejemplos los casos de Thomas Sankara en Burkina Faso o Julios Nyerere en Tanzania, si tenemos en cuenta que en la mayoría de las excolonias ha pasado lo mismo, obtenemos que realmente nunca han gozado de independencia plena, y si a esto le sumamos que muchas de estas organizaciones se han apropiado de determinados servicios públicos –educación, sanidad, seguridad privada, gestión de las cosechas o la promoción de la iniciativa empresarial-, llegamos a la conclusión de que actualmente cada vez disponen de menos espacios de soberanía.

La segunda cosa que creo intuir es que la cooperación al desarrollo sea convertido en un símbolo de status. El mundo se ha vuelto solidario, pero ¿Por qué? En mi opinión creo que una gran parte de este “pueblo altruista” se ha vuelto solidario por egoísmo, ¿que quiero decir con esto? Sencillamente que al igual que consumimos marcas para reafirmar nuestra imagen cara al exterior, determinada marca de coche, de ropa, de productos de estética, de bebida,…ahora ha surgido una marca que se llama Solidaridad, consumiendo esta marca reafirmamos nuestros status y nos sentimos más integrados en el conjunto de la sociedad, por tanto la supuesta solidaridad trae un interés intrínseco lo que conlleva la desaparición real del altruismo. Podemos consumir directamente esta marca apadrinando niños, realizando donaciones, participando en voluntariados o viajando al tercer mundo, entre las diversas posibilidades que nos ofrece el mercado de la solidaridad, y también indirectamente, asistiendo a conciertos, comprando determinadas marcas de alimentos y de ropa o participando en eventos populares.

Los “mass media” han sido y son uno de los elementos más influyentes en la aparición de esta nueva marca, ya sea a través de informativos, reportajes, documentales, maratones televisivos o galas benéficas nos muestran continuas imágenes de los desastres del mundo -guerras, pobreza, desastres naturales o enfermedades-, que captamos desde nuestros receptores y nos despiertan el chip del consumo y la solidaridad y decidimos participar de un de esas innumerables ofertas, quiero aclarar primero que creo que no toda la decisión de consumir solidaridad sea por motivos de status, también existe un componente afectivo que actúa como fuerza junto al anteriormente citado. El continuo goteo de imágenes y relatos ha hecho que estemos familiarizados con los desastres pero también con la cooperación, que la percibimos como algo cercano que puede ayudar a eso tan lejano, simbólicamente no geográficamente. Por lo tanto este sentimiento de necesidad de cooperación, -digo esto porque invertimos en solidaridad no porque realmente nos interese cambiar algo, donamos y la mayoría no nos preocupamos de donde acaba a diferencia de lo que haríamos con cualquier otra inversión, sino porque creo que nos despierta un sentimiento de culpabilidad por vivir tan bien mientras otros muchos no tienen nada que esa es una forma de expiar ese pecado ajeno a la voluntad del pecador- se une al status como principales fuerzas que empujan al individuo a estar a la moda en materia solidaria

Si unimos las dos afirmaciones realizadas anteriormente: a) la cooperación al desarrollo bajo la lógica neoliberal y del mercado; y b) que la solidaridad es una moda, puedo afirmar que no estamos ante solidaridad sino que estamos ante otra practica distinta que tratare de explicar a continuación. En este juego hay tres equipos: sector público, sector privado e individuos, como hemos visto anteriormente ningún agente de estos, generalmente, realiza la cooperación por motivos de verdadera solidaridad, que implica a su vez equitatividad, justicia y empatía, sino que hay una motivación egoísta, ya sean acuerdos comerciales, captación de fondos o reafirmación del status, detrás de todas estas acciones realizadas a priori para ayudar al otro. Por tanto como casi todo comportamiento humano de intercambio funciona bajo el principio del don y el din, es decir para que haya un don tiene que haber un din, generalmente nadie hace las cosas gratis, lo hacen por un beneficio, buena imagen, dinero, status,… Por tanto el calificativo de solidario debería ser únicamente aplicable a personas, actividades o grupos que practiquen la solidaridad con todo lo que implica, mientras que la mayor parte de las prácticas denominadas solidarias hasta ahora, deberían llevar el apelativo de transacciones solidarias, es decir un agente consume solidaridad mientras que la otra parte del contrato le promociona el beneficio estipulado: pobres, hambrientos, contratos, estatus,…

Para concluir decir que no todo el mundo mide la solidaridad en función de las utilidades que le proporciona, sino que existe un importante número de personas que cree que es posible un mundo más justo y que por desgracia eso no se consigue desde Ouagadougou, Kinshasa o Katmandú, sino que se consigue en Washington, Londres o Berlín, con proyectos se les puede aliviar su sufrimiento, pero las multinacionales seguirán extrayendo todo aquello que puedan, debemos ser la sociedad civil de los centros, los Estado y las grandes multinacionales quienes hagamos posible el cambio, pero como paso en las postrimerías del estallido de la revolución francesa existen dos grandes estamentos que controlan todo, Estados y multinacionales, mientras que la sociedad civil, más numerosa, tiene un poder de decisión vacío, ahora estamos viendo como este estamento se esta empezando a despertar, si esto culmina con un triunfo del pueblo podríamos pensar en un mundo mas solidario, que implica a su vez un mundo más justo y más empático.


jueves, 3 de marzo de 2011

Se multiplican las crisis

No hay mejor forma de definirse uno mismo que definiendo al opuesto, es decir cargar de adjedivos al contrario y definirse en contraposición a ese otro, pero nunca dando una definición clara de lo que es uno mismo. Esto es lo que esta sucediendo con los dos grandes partidos de este estado, PP y PSOE.
Llevamos unos cuantos años de discursos vacíos, poco elaborados y nada constructivos, lo que contribuye ha aumentar las crisis en el Estado español, por un lado estamos atravesando una crisis económica muy fuerte a la que se le estan sumando entre otras una crisis de la función política y otra crisis de valores políticos.
Como crisis de la función política quiero referirme a la forma de hacer política -gestión del Estado- que ha pasado a un plano cercano a lo lamentable. Por un lado tenemos un partido político en el gobierno que toma las decisiopnes, y por otro tenemos una oposición que rechaza sistematicamente todo lo que viene del gobierno, pero ninguno justifica ni crea un espacio de debate público. Estos partidos ya "no tienen" un programa político marcado, principalmente porque no lo necesitan, ya que su dinamica simplemente necesita de la negación y la oposición -deberían cambiarse ell nombre y empezar a denominarse partido blanco y partido negro y coger el ying-yang como emblema, uno una parte y el otro la contraria-, sin argumentos o justificaciones, simplemente porque es lo más sencillo, pero no se dan cuenta de que hay casi 4,5 millones de parados de los que 2,1 son de larga duración y más de un 40% de paro juvenil, por lo que lo ideal sería un trabajo conjunto para aplacar esta situación y dejar de tirarse piedras porque acaban el el tejado del pueblo ya que el suyo esta muy alto para llegar.
Es aquí donde surge y entra en juego la la crísis de valores políticos. La política en su creación y su posterior desarrollo tenía la misión y el objetido de gestionar las polis -actualmente los estados- de la forma más beneficiosa para el pueblo y siempre llevada a cabo por los más aptos. Pero ahora la política ha degenerado y en gran parte por sus élites que la han transformado en un juego de poder, ahora esta élite esta compuesta por un grupo de amalgamados gestores que su único anhelo es el poder, unos tratan de mantenerlo y otros de conquistarlo, pero el pueblo ,en quien reside el poder en teoria, le encuentra olvidado en las mentes de estos malgestores.
En estos pocos años de democracia, más concretamente desde 1982, hemos visto como la maxima empleada por Federico II de Austria ha vuelto a triunfar: "todo para el pueblo, pero sin el pueblo"; esto se traduce en que en este Estado las elecciones solo sirven para elegir a uno de los candidatos seleccionables, ya que primeramente los partidos políticos seleccionan quien han de ser los candidatos, y a partir de esta elección, el candidato triunfador se cree con la legitimidad y potestad de hacer lo que le convenga por 4 años, pero sin contar con la opinión del pueblo. Pero esto no es la democracia, esta se contruye día a día y desde abajo y no desde arriba, ya que de esta forma se acaba convirtiendo en una tirania de los seleccionados y de los partidos políticos.
Este Estado necesita un cambio en las lógicas políticas, una reificación de los partidos políticos y una revitalización de la democracia, pero esto ha de hacerse desde abajo, debemos ser nosotros, los hombres y las mujeres y sobre todo los jovenes, sino queremos un futuro tan triste como el presente. Pero ¿como conseguirlo? Con movilización ciudadana y la primera medida ha de ser el voto en blanco masivo, para que vean que creemos en la democracia en la política pero no en los partidos políticos. El presente y el futuro son nuestros no se lo regalemos a esa decadente clase dirigente.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Sahara Occidental: Personas o Mercancia

Llevamos unos cuantos días escuchando que en el Sahara Occidental se están produciendo diversos altercados –tampoco mucho más porque no se permite la entrada a periodistas e informantes-, pero ¿Qué estamos escuchando decir a los políticos españoles? Que si el gobierno no sabía nada, que si este esta apoyando a un gobierno pseudo democrático o que el frente POLISARIO hace muy bien en reunirse con los representantes del gobierno marroquí, pero ¿Qué pasa con los saharaui que están siendo despojados de la poca dignidad que les quedaba, mientras la comunidad internacional, ONU, OTAN, UE y el gobierno español no actúan? ¿Por qué?

El Sahara Occidental cuenta con riquezas: ricos caladeros de pesca explotados por la UE, que ha firmado acuerdos pesqueros con Marruecos en 1988, 1992, 1995, y 2005, en los que, a cambio de prestaciones económicas, la flota pesquera obtiene permiso para faenar; es uno de los mayores productores de fosfatos, en concreto Marruecos es el tercero productor del mundo; y por ultimo dispone de yacimientos de hidrocarburos que también explota Marruecos a través de acuerdos con elf. El problema que esto no pertenece a Marruecos sino al pueblo saharaui.

Hace ya casi diez años, se invadió un país, Irak, bajo el pretexto de que había que llevarles la democracia y derrocar a un “perverso” dictador, que por cierto había sido impuesto por EE.UU. para controlar a Irán y que también era enemigo de Al Qaeda, pero ¿Qué pasa con Mahamed VI, que por lo que sabemos no es un ferviente defensor de la democracia y utiliza la Declaración de Derechos Humanos para limpiarse “los restos y las miguitas”? Lo que sucede es que los interese económicos valen más que la vida y la dignidad de un pueblo.

Basta ya de hipocresía occidental, STOP PLEASE, existe un pueblo, unas personas, unas vidas que merecen ser tratadas como tal. Los demagogos de la política deberían exigir y luchar por la igualdad en el mundo y dejar de promover los abusos a “muchos” para que “pocos” vivamos mejor, el problema es que estos demagogos entienden por vivir mejor tener mayor capacidad de consumo o por lo menos no disminuir la que tenemos, algo que es bastante desagradable, desafortunado y preocupante.

¡¡Señores actores de lo político, está en juego la dignidad de muchas personas, hagan algo de una vez, olviden los intereses económicos y actúen con el corazón!!

lunes, 8 de noviembre de 2010

Somos jovenes pero no tontos

Despues de unos cuantos meses en barbecho me he decidido por volver a escribir, esto se debio en gran medida a la dejadez y a la apatia que esta provocando este Estado en mi, pero la noche de ayer me dije a mi mismo: "ya que nadie importante me va a escuchar y no hago más que dar la tabarra a mis amig@s, voy a seguir escribiendo y de esta forma el/la que quiera me lee y el que no, no, y asi dejare de dar la tabarra a la gente".
Llevamos unos cuantos meses escuchando que es lo mejor para el país, pero resulta que nada de esas cosas tan buenas funcionan y el país sigue llendo en picado, pero ayer escuche algo que me alarmo, otra de las cosas que me llevo a teromar la escritura: Dos de esos gestores de la vida política intentaron hacer campaña con la juventud, acusandose mutuamente y tradandonos como si fueramos cosas con las que se puede negociar, traficar y conseguir votos, pero lo que me alarmo fue que había gran cantidad de juventud viendoles, peloteandoles y aplaudiendo sus gracietas y comentarios demagógicos. Ya esta bien ningun político ha hecho nada por la juventud: encarecen la educación, suprimen los lugares de ocio alternativo, aumentan la precariedad laboral con los contratos en formación de nueva generación,... y un sinfin de despropositos.
Deben darse cuenta de alguna manera que la juventud es el futuro del país y que no queremos un país mercantilizado, queremos un país justo. Por justo entiendo que todos seamos iguales, no que existan trabajadoras de cuatro "divisiones" diferentes; entiendo que no tengamos que estar esclavizados 40 años por una hipóteca; entiendo que se facilite la educación universitaria y no sea cada vez más caro formarse (para luego no encontrar un trabajo o uno de becario); en definitiva entiendo un país donde los profesionales o gestores de la política nos traten como a personas, seres humanos, con los que no ha de traficar para conseguir unos cuantos votos, porque ya que nos hablan de las maldades del dinero negro, nos podían hablar de los votos negra: aquellos que se consiguen manipulando y engañando a la sociedad tratandonos como si fueramos tont@s.
Ya esta bien hagan algo y dejense de hablar.
P.D: esos dos gestores eran Rubalcaba y González Pons

miércoles, 3 de marzo de 2010

¿Que es "esto"?

Cuantos de nosotr@s, amig@s, nos quedamos estupefactos ante las practicas, declaraciones o gestos que realizan los profesionales de la política en este país, o nos avergonzamos de los debates en el congreso que en muchas ocasiones parecen los programas del corazón donde se especula, se falsea, se hace demagogia y esto como ciudadan@s de una supuesta democracia madura nos tendría que avergonzar.
Aquí no quiero desprestigiar el papel de los polític@s como verdader@s representantes de la sociedad, sino que lo que tratare de promover es una reforma o una regeneración de los partidos políticos y sus representantes, en definitiva que nuestr@s representantes pasen de ser unos profesionales del arte de gobernar con el único fin de ostentar y perpetuarse en el poder, a ser verdaderos polític@s, verdaderos representantes, verdaderos interlocutores de la voluntad ciudadana, es decir, como decía Platón, aquellos más virtuosos, que por devoción o por formación estén convencidos de ser verdaderamente dignos que ocupar el puesto de representantes del pueblo.
En el barómetro de enero de 2010 elaborado por el CIS la sociedad colocaba a la clase política y a los partidos políticos en el 5º lugar de los más importantes problemas de España en la actualidad, por detrás del paro o la situación económica pero por delante de otros problemas como la corrupción, la educación o la violencia contra la mujer (en mi opinión estos problemas son bastante más importantes de lo que el barómetro dice, pero eso son otras cuestiones del carácter valores y preferencias de la sociedad española), otro dato nos decía que la confianza en la política se situaba en 39,3 sobre base 100 bajando 20 puntos desde los años 80. Estos son unos de los muchos indicadores de que la clase política no convence y que por si misma debería de hacerse determinadas cuestiones, como por ejemplo si realmente están haciendo bien su trabajo, es decir si representan, si se preocupan de la sociedad lo suficiente o si realmente ellos son los más capacitados para ejercer esas funciones. Yo no puedo entender la buena política sino es unida a la palabra HONRADEZ. Esta gran palabra tan poco usada y mucho menos practicada, sí amigos, la honradez. Los políticos tienen que ser honrados, y pocas veces les vemos asumir errores, valorar positivamente aquellas políticas públicas que sean objetivamente buenas, aunque hayan sido iniciativas de un partido opuesto. O tampoco cuestionar las directrices del partido si estas perjudican a sus votantes, porque no olvidemos que los polític@s están realmente donde están porque nosotr@s les votamos, no porque el partido les haya incluido en la lista. Nosotr@s hemos de ser la fuente de su esfuerzo y hemos de ser correspondidos por darles nuestros apoyos, ya que somos ciudadan@s toda nuestra vida no solo en periodos electorales.
Esta ha sido una breve reflexión sobre lo que aquí ocurre con quien nos dirige y la necesidad de un cambio en las élites políticas.
Conciudadanos despertemos y exijamos. Nosotros somos los verdaderos actores de la democracia, ya es hora de que no tengan en cuenta: ¡¡¡ESCÚCHENNOS!!!